Drácula

Supongo que os habréis dado cuenta que últimamente se han puesto de moda las novelas de vampiros para adolescentes. Así que voy a hacer unos breves comentarios al respecto. Para empezar los vampiros dan miedo, son seres maléficos que sobreviven desangrando a sus víctimas y no mozalbetes de diseño que aburren hasta a mi abuela, que es lo que se estila últimamente. No digo que todas las obras que han surgido sean malas, aunque resulta sumamente sospechoso que a raíz  del éxito de la saga CREPÚSCULO,  hayan proliferado multitud de novelas por el estilo como si fueran setas. Suele suceder que cuando se pone de moda un tema y, al menos en mi caso hace que deje de interesarme. Creo que los lectores de género me entenderán. Antes de Harry Potter apenas había obras de fantasía para niños o jóvenes, un par de años después, casi no había otra cosa.

Si queréis leer una novela de vampiros, por favor acudid a la fuente y leed un libro de terror cómo dios manda. Me estoy refiriendo a Drácula de Bram Stoker. Se trata de una novela epistolar, magistralmente escrita y que pone los pelos de punta. Tuve pesadillas durante semanas. Además, resulta muy interesante porque explica cosas sobre los vampiros de las que normalmente no se habla, así que no es simplemente una recopilación de tópicos sobre no muertos. Aporta un montón de cosas que se han ido perdiendo por el camino. Pero sobre todo leed el libro original, no la versión del guión de Coppola, porque en la película se inventan cosas. Ya he hablado de la manía que tienen los directores de añadir tramas innecesarias, y este es un ejemplo perfecto. La película está bien hecha y tiene grandes hallazgos, pero la historia de amor entre Mina y el vampiro no aparece en la novela y, curiosamente, es el motor de la película. En el libro, Drácula simplemente persigue a Mina para hacerle daño a su prometido, ni se enamora de ella, ni nada, simplemente es hacer daño por hacer daño, porque una criatura tan abyecta como el conde es incapaz de sentir amor.