En esta ocasión se trata de una
coproducción hispano-francesa, o sea rara, como la mayoría de las películas que
recomiendo. El argumento es simple,
Alexandre es un gran chef en decadencia debido a la moda de la cocina molecular. Su jefe, un niñato rico que no ha tenido que trabajar en su vida y no sabe valorar el esfuerzo, se ha propuesto quitarse a Alexandre de encima para reformar el restaurante heredado de su padre y transformarlo en una especie de laboratorio culinario. Para conseguirlo pretende hacer que Alexandre
incumpla su contrato, hace que los proveedores no le sirvan y consigue que los
críticos que tienen que revalidar sus tres estrellas sean los que peor vayan a
valorarlo puesto que son super modernos y grandes entusiastas de la cocina
molecular, cocina que Alexandre no quiere adoptar pues se niega a echar
porquerías a la comida. Con lo que el niñato no cuenta es con que Alexandre
conoce por casualidad a un joven y entusiasta aspirante a chef que adora su
cocina y va a revolucionar la carta de primavera.
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