Decir que en Logan se nos presenta a un Lobezno achacoso es quedarse muy, muy corto. En un futuro cercano cuando las manos negras que manejan el mundo han experimentado con transgénicos (y con todo lo que se les ha ocurrido) para lograr eliminar y controlar a los mutantes, resulta que hay algunos que como en los cómics de Astérix, "resisten todavía y siempre al invasor". Y ahí está Lobezno, el super héroe por excelencia, en el más absoluto de los declives. La sorpresa es que él es el fuerte, porque debe cuidar de un nonagenario y decrepito profesor X con la ayuda de un albino al que da pena ver. Para colmo de males, a los genios pensantes de la investigación militar se les han escapado algunos de sus experimentos y claro, hay que matarlos. Logan ya de por si asocial, y sin ganas de vivir, se ve obligado a enfrentarse a una situación emocional que le sobrepasa mientras lucha, sin apenas fuerzas contra las desmesuradas hordas de sicarios enviadas por el gobierno para asesinar a aquellos a los que ellos mismos han creado. En esta última entrega se nos da una visión mucho más realista y gris del mundo marvel, un toque de realidad amarga que nos hace reflexionar, pero a la vez humaniza a unos personajes que hasta el momento se nos habían mostrado más como héroes que como personas. Aviso: si esperas ver una pelli de Marvel al uso, no es lo que te vas a encontrar así que piénsatelo antes de ir a verla con los niños.
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