El confinamiento me ha hecho comprender que las cosas importantes de la vida son infinitamente más sencillas de lo que nos han hecho creer. La necesidad de hacerse otaku o la búsqueda de nuevas formas de expresión artística son buen ejemplo de ello. La vida no puede ser tan seria porque mata la esencia del ser humano y te quita las ganas de vivir. La simple visión de objetos de réplica como Gama-chan hacen qie me sienta feliz. Eso no quiere decir que vaya a comprármela pero me alegra el día así que he decidido hacerme otaku, aunque creo que en realidad la lo era. Otaku a lo pobre porque los objetos de colecciónista son caros y, aunque puedas permitirte algunos, jamás podre tener en mi recibidor la figura a tamaño natural de Kakashi Hatake, una lástima porque es lo más, aunque eso me haría más friki de lo que ya soy y tampoco hay que ir por ahí asustando al personal.
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