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miércoles, 24 de noviembre de 2021

Kimetsu no yaiba (guardianes de la noche)

 

Tanjiro pertenece a una familia de carboneros que vive en la montaña. Es el mayor de seis hermanos por lo que, tras la muerte de su padre, lleva gran parte del peso de la familia. Un día baja al pueblo a vender el carbón  y, como se le hace tarde, un vecino  le invita su casa para que no tenga que atravesar el bosque de noche. Tanjiro acepta y regresa por la mañana temprano y se encuentra a su familia masacrada por un demonio. La única que todavía respira es su hermana Nezuko. Carga con ella e intenta llevarla al pueblo para que reciba atención médica pues ha quedado muy malherida intentando proteger a su hermano pequeño. A medio camino, Nezuko se transforma en demonio e intenta atacar a su hermano. Entonces son alcanzados por un cazador de demonios que iba siguiendo la pista del asesino de su familia. El cazador intenta acabar con Nezuko pero Tanjiro la protege y lo más sorprendente: ella lo protege a él. Es entonces cuando el cazador pone un trozo de bambú a modo de bozal a Nezuko y le da instrucciones a Tanjiro para que acuda a pedir ayuda a su maestro. A partir de ahí empieza la odisea de Tanjiro para vengar a su familia y encontrar la manera de devolver a Nezuko a su condición humana. 
Kimetsu no yaiba es una auténtica preciosidad tanto en su versión manga cómo en su versión anime. Y es profunda... realmente profunda, de hecho todavía me estoy recuperando del final de la película del tren infinito. Pero no voy a hacer espoiler, sólo diré que me resultó traumático reirme y llorar al mismo tiempo. Los demonios dan mucha pero que mucha grima aunque algunos también dan mucha pena, lo que está claro es que no son los típicos demonios de a bulto que son malos porque sí, cada uno tiene su idiosincrasia. A Tanjiro y a Nezuko directamente te los llevarías a casa. Inosuke y Zenitsu todavía me tienen en estado de shock y los pilares son para echarles de comer aparte... 

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