Se
supone que tienes derecho a un trabajo digno en función de tu
preparación y tus habilidades. Por eso nos dicen que tenemos que
estudiar, que si tienes estudios te harás un lugar en la vida,
tendrás opción a un trabajo mejor, te ganarás el respeto de tus
conciudadanos. Desengáñense. Eso sería en un mundo mínimamente
coherente, y el nuestro, por desgracia, no lo es. Lo más tope de lo
más guay es apuntarte a un reality en
el que no tengas que trabajar demasiado para hacerte famosete, luego
haces la ruta de los platós
y a vivir que son dos días. Hacer la ruta
de los platós consiste dejar en que
unos analfabetos que van de super periodistas super profesionales, te
insulten y te larguen discursos moralizantes sobre la falta de ética
que tienes al vender tu intimidad, mientras te pagan una pasta y se
frotan las manos de que haya tantos idiotas como tú que se dejen
humillar por dinero y disparen sus índices de audiencia.
Naturalmente
el primero que dijo que había que estudiar no estaba en posesión de
ninguna licenciatura, a no ser que esta viniera acompañada de un
enchufe el tamaño de la catedral de Burgos, en cuyo caso serviría
para justificar que le hubieran dado un trabajo hiper remunerado a un
inútil como él. Y digo inútil porque si tienes ese enchufe a nivel
laboral, tienes otro de antemano para que te aprueben las asignaturas
de la citada licenciatura sin tener que pisar la facultad siquiera.
Dicho esto, si has de estudiar, que sea porque tienes enajenación mental
transitoria y te ha dado por ahí como podía haberte dado por hacer el pino-puente y no porque pienses que puedes sacar algún provecho de
tu carrera. Luego están los desgraciados que se amargan durante un
montón de años estudiando una carrera con salida profesional super
reconocida y super remunerada y acaban condenados a trabajar durante
toda su vida de algo que no les gusta y que acostumbra a no dejarles tiempo libre para disfrutar del sueldo.