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miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL LECTOR DE LINAJES


Este es el  tipo de libro que siempre quise escribir. El hecho de leer tanto y  ver tantas películas es lo que tiene, a una se le ocurren ideas extrañas, y cuando está dando clases en un instituto, la rutina hace que se pierda en ensoñaciones fantásticas y peregrinas. Por cierto un cordial saludo a todos mis ex alumnos, algunos de los cuales sirvieron de conejillos de indias , leyendo algún borrador de esta novela que en origen iba a llamarse EL HEREDERO. Pero claro, la musa es la musa, y al final cambié el título. He de decir que me dio bastantes problemas, porque como siempre que escribo, los personajes toman vida propia y deciden actuar por su cuenta, presentarme a su familia, a sus amigos...Luego me toca a mí arreglar sus desaguisados para que cuadre la historia.

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martes, 14 de diciembre de 2010

LOS INDUCTIVOS

Todo empezó durante la carrera. En una asignatura de literatura española contemporánea, el profesor nos propuso una de tantas lecturas obligatorias. AMOR Y PEDAGOGÍA  de Miguel de Unamuno. Hay libros que marcan un antes y un después en la vida de una persona. En mi caso, éste es uno de ellos.
Unos años después , ante el desolador panorama profesional que se me presentaba (cualquiera que tenga una carrera y haya hecho la ruta de las EETTTT, sabe a qué me refiero) mi enajenación mental me hizo proponer a  dos de mis entonces amigas que escribiéramos sendos best-sellers para financiar  la creación de nuestra propia editorial. El trato era que cada una debía escribir una novela de género, centrándonos en dos frentes: la novela rosa y la del oeste. Ejemplos de que esto puede y de hecho es más que rentable, son Corín Tellado y Marcial Lafuente Estefanía respectivamente. Siempre he tenido una especie de síndrome de Casandra. Yo digo las cosas en serio pero la gente no me cree.  Me dijeron que sí como a los locos y pasaron del tema.  Lo que entonces me pareció una traición, acabó siendo una ventaja, pues me liberó de cualquier tipo de presión generada por el mencionado pacto. Y, aunque visto en perspectiva, he de reconocer que tenían PARTE de razón,  sólo por lo que me reí escribiendo LOS INDUCTIVOS mereció la pena. 

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lunes, 13 de diciembre de 2010

Es triste de pedir pero más triste es de robar

Por eso  he decidido contar la historia de mis novelas.  La publicidad sale cara y si uno no tiene padrinos, resulta muy difícil venderlas. Había pensado en regalar un juego de sartenes y un ventilador portátil a los 100 primeros afortunados en comprar mis libros, pero he pensado que me iba a salir más barato comprarme las novelas yo misma, así que los intrépidos lectores que decidan hacerlo tendrán que conformarse con  mi más encarecido agradecimiento.

domingo, 12 de diciembre de 2010

De cómo se me secó el cerebro

Siempre me fascinaron las historias y a fuerza de tanto escucharlas creo que nunca llegué a tenerlo lo suficientemente húmedo. Mi primera incursión en la literatura, fue una supuesta obra de teatro para representar con mis amigos del colegio, a la hora de tutoría. Se alargó tanto que se convirtió en un mamotreto. Obviamente nunca se representó. Requería demasiado atrezzo.<<La nave perdida en el espacio>> no era otra cosa que <<Galáctica, estrella de combate>> filtrada a través de mis ojos de niña. Más tarde me entró la supuesta sensatez de estudiar filología con el objetivo de refinar mis conocimientos lingüísticos a fin de  alcanzar mi verdadera vocación: la escritura. Mal hecho. descubrí que Cervantes, Clarín y compañía escribieron infinitamente mejor que yo. Anduve en trabajos más o menos basura, hice la ruta de las EETTTT... hasta que la frustración intelectual me hizo ver la luz y llegar a la conclusión de que no hace falta ser un Góngora para escribir novelas, o lo que se tercie.  Volví a escribir y acabé en la docencia.