Hace tiempo que no escribo y en este tiempo de introspección he comprobado algo que ya intuía. Da igual cuánto trabajes para escribir una entrada, no importa si te documentas o la perfeccionas, la revisas o la adornas. No tienes nada que hacer contra la foto de un gato. Es una verdad absoluta comprobada empíricamente. Durante los casi tres meses que hace que no escribo me he dedicado a compartir en Facebook únicamente fotos de gatos, cachorros, paísajes bonitos y similares. El número de "me gusta" ha aumentado considerablemente(aunque eso no era muy difícil, la verdad). Todo esto me lleva a pensar dos cosas: que no vale la pena esforzarse y que dedico demasiado tiempo a reflexionar sobre estupideces. En cualquier caso debería hacérmelo mirar. Ahora falta comprobar si con el título de esta entrada me suben las visitas a la bitácora.