Wendy es una bruja muy poderosa que trabaja investigando runas antiguas. Ella siente un amor imposible por el príncipe heredero al que conoce desde que eran niños. Cuando él debe casarse por motivos políticos ella se ve obligada a asistir a la boda y queda destrozada. Esa misma noche mientras llora desconsolada, Aiden, uno de sus colaboradores, va a visitarla para ofrecerle consuelo y para su sorpresa terminan pasando la noche juntos. Wendy cree que ha sido fruto de la casualidad y del despecho pero no sabe que Aiden es en realidad un dragón y que tiene un plan para conquistarla.
Una historia entretenida que empieza muy bien pero que luego se complica y se diluye innecesariamente aunque a rasgos generales me ha gustado. A mí modo de ver hubiera sido mejor centrarse en lo esencial, a veces las cosas cuanto más simples mejor. La parte de los dragones es interesante y los subordinados de Wendy son un amor, empezando por el propio Aiden. La historia entre ella y el príncipe heredero queda bastante difuminada y termina quedándose en anécdota al igual que la relación con su maestro y su pasado familiar. Creo que no hacía falta regodearse pero se les podía haber sacado más partido. El final les ha quedado un poco raro, aunque se agradece que no haya sido el típico final pasteloso que termina en boda. Se podría haber cerrado un poco más porque queda un poco abrupto. En resumen una historia algo irregular pero entretenida.