En mi línea de recomendar clásicos, este es uno de los mejores que he leído.No puedes dejar de leer desde que lo empiezas y además resulta tremendamente catártico. Cuando uno llega al final de la novela comprende muchas cosas. Todo aquel que la haya leído sabe que las venganzas nunca terminan del todo y que el protagonista acaba como acaba porque no puede hacerlo de otra manera. A su favor hay que decir que ganas le pone y que su elección, en el fondo es la más acertada, la única que puede aportarle algo de felicidad. No quiero arruinarle el final a nadie pero, las cosas no son tan simples como para que la historia de Edmond y Mercedes pueda reanudarse donde quedó interrumpida, como sugieren las versiones cinematográficas. La realidad es demasiado compleja y dolorosa como para que esto pueda llevarse a cabo. La novela es, además una crítica atroz a la sociedad de una época cuyos defectos, lamentablemente, no difieren mucho de los de la actual. La complejidad de los personajes es exquisita, tanto que para desdicha del protagonista, ninguno de sus enemigos tiene nada en contra de él, pero, debido a una serie de desafortunadas circunstancias, a todos les interesa quitar de enmedio a un hombre cuyo único pecado es ser honesto y no saber leer. El crimen de los antagonistas no tiene nada de personal, y eso es lo más triste de la historia, que el destino se ceba con un hombre inocente.
Como obra maestra que es, tiene infinidad de versiones cinematográficas y televisivas de las que recomiendo LA VENGANZA DEL CONDE DE MONTECRISTO protagonizada por Jim Caviezel porque aunque no es fiel al libro,pues, como todas, cambia el final y la trama es más simple, creo que capta muy bien el espíritu de la novela y se adapta maravillosamente al lenguaje cinematográfico.