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sábado, 17 de noviembre de 2018

Cuatro traumas que me provocan las películas sobre el espacio.

Anoche estuve viendo armagedon. No la había vuelto a ver desde que viera en el cine y no me había gustado nada pero, dado que las circunstancias en las que la vi fueron bastante peculiares, decidí darle una segunda oportunidad con la esperanza de haberla juzgado mal. Lamentablemente la experiencia fue mucho peor y me hizo reflexionar sobre los cuatro traumas que me provocan las películas de astronautas.

1. El rollito patriótico. Interminables arengas sobre la paz, la libertad, el heroísmo salvar al mundo,bla bla bla...Eso sin contar que aparecen banderitas (de EEUU, por supuesto) hasta en la sopa. Antes de rescatar a tu compañero moribundo debes poner la banderita recta porque, si tu amigo se muere, le da dramatismo y queda profundo pero, si dejas la bandera en el suelo, eres un enemigo de la patria. Aburre, de verdad, no hay quien lo aguante. 

2. Todos los ciudadanos del mundo excepto los de Estados Unidos parecen ser amish. Antes todo sucedía única y exclusivamente en Estados Unidos y en las ciudades grandes, nada de que aterrice un platillo en un pueblo perdido de Wisconsin. Con el paso de los años la tendencia ha sido hacer el fenómeno global (porque lo otro era totalmente inverosímil) pero cuando aparecen ciudades de otros países todo está desfasado, sobre todo los coches. Si aparece París, por ejemplo la gente circula en un dos caballos y se quedan tan anchos. Y así con el resto de países. Esto directamente resulta insultante. 

3. Los emojis andantes de la sala de ordenadores de la Nasa. En las películas de astronautas siempre se ve todo desde dos puntos de vista: el espacio y la sala de ordenadores de la Nasa. El único cometido de los seres ovinos que habitan en esta sala es informar al espectador de lo que debe sentir: que están todos en peligro, ponen cara de susto y se llevan las manos a la cabeza. Si muere alguien lloran y al final, cuando se soluciona todo, siempre en el último segundo, se levantan y aplauden. No tienen ninguna función más, eso sí, siempre son muchos.

4. El manidísimo plano de todos los astronautas avanzando en abanico, mirando al infinito y poniendo cara de héroes. No hay más que comentar. Está tan trillado que resulta ridículo. Dejad de hacerlo. Por favor. 

Hasta aquí mis principales traumas espaciales, hay algún otro pero no es tan específico del género. 

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