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sábado, 6 de junio de 2020

Historias de fracaso

Estoy harta de las historias de éxito. Esas maravillosas ensoñaciones en las que un mísero escritor malvive arrastrándose por tugurios pasando hambre y escribiendo en la trasera de los tiques de la compra y en las servilletas usadas de la cafetería andrajosa que puede pagar. Milagrosamente, alguien de una editorial lee su cochambroso manuscrito y dedide publicarlo. Naturalmente se convierte en un superventas y el antaño desdichado escritor se torna en un respetado intelectual multimillonario que narra su historia de superación para motivar a los demás. Permitidme qué os diga que todo eso es mentira. Para empezar porque conseguir que alguien de una editorial lea tu manuscrito es más difícil que que te toque el bote del euromillones. Y si ya te publican es porque ha habido intervención divina. Además, si te fijas, siempre es más o menos la misma historia. Y encima te largan el discurso motivador de que puedes conseguir todo lo que te propongas. Y claro, según eso, sí no triunfas es porque  no te has esforzado lo suficiente. Que tú seas un negado o que el sistema esté blindado no tiene nada que ver. De hecho, en realidad, que seas un negado no tiene importancia si ya eres famoso. En general publican a cualquiera que salga por la tele, esos ya tienen un público asegurado así que te ahorras mucho trabajo de promoción. En realidad la mayoría de escritores noveles se acaban autopublicando porque acceder a las editoriales es prácticamente imposible a no ser que tengas un contacto o que hinches a vender en Amazon. Entonces, cuando el trabajo ya está hecho, es cuando empiezan a interesarse por tí. Y he oído muchas historias para no dormir sobre eso.  El sistema es un asco, asumámoslo pero que dejen ya de tomarnos el pelo con discursos motivadores a lo Bob Esponja. La mayor parte de los escritores trabajan de otra cosa porque no pueden permitirse vivir de la escritura y que te digan poco menos que si no triunfas es prácticamente porque no te da la gana es muy tramposo. Y que si te quejas te digan que estás reventado es otro clásico pero si estás quemado estás en tu derecho. Puedo entender que las editoriales no puedan leer todos los manuscritos que reciben, pero de ahí  a que persigan a famosos que no tenían ninguna intención de escribir para publicarles cualquier cosa es bastante insultante para todos los que escriben y no se les da ninguna oportunidad. 

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