Zazke es una buena persona pero es idiota. Tras una cita desastrosa con una chica decide hacerle un amarre con un libro de magia que compró en un puesto de segunda mano y que es tan antiguo que apenas puede entender lo que pone. Jugar con magia nunca es una buena idea y termina amarrando a Lucio, el fantasma de un centurión romano. Lucio es muy coqueto y no para de tirarle los trastos a Zazke que al principio se resiste pero termina cayendo ante sus encantos (Zazke es bisexual). Entre muchos enredos y fenómenos paranormales descubrimos que la relación entre Zazke y Lucio se remonta mucho tiempo atrás y que el grimorio no ha llegado a Zazke por casualidad.
Una historia divertida ambientada en México (es un oel) y muy bien documentada. Tiene grandes puntazos como la descripción del mercado precolombino o la burocracia del más allá. Al principio Zazke vive sólo con su gato Federico y lleva una vida bastante patética. Cuando Lucio entra en su vida lo pone todo patas arriba pero consigue que haga amigos, frikis como ellos sólos, todo hay que decirlo. A mí me encanta el personaje de Ixchel, la bruja a la que consulta Zazke y que es toda una profesional.
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