Vista la cantidad de incongruencias y fenómenos esperpénticos que observo a mi alrededor durante el transcurso de mi vida cotidiana, fenómenos que, dicho sea de paso, no son nuevos pero se han visto potenciados por la crisis, he decidido aparcar temporalmente la novela fantástica que estaba escribiendo y dedicar mis energías a escribir un ensayo que, si más no, me servirá como terapia ante tanta sobredosis de estupidez humana.
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