Esta película le hace reflexionar a uno sobre los límites de la estupidez humana. Einstein ya dijo que no tenía, pero hay cosas que lo dejan meridianamente claro. Lo más triste es que las personas como los protagonistas de esta historia, no sólo existen sino que abundan. No hay más que ver la saturación de grandes hermanos, triunfitos y ex de... que orbitan cual satélites por los medios. ¿Que el último programa es de baile? Ahora todo el mundo ha nacido soñando ser bailarín, pero sin esforzarse mucho ¿eh? que cansa. A la que se enteran de las horas que entrena al día un bailarín profesional se les quitan las ganas de baile. ¿Se puede ser más idiota? Yo creo que sí, porque muchas veces la realidad supera la ficción.
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