Los que hemos crecido con el imaginario de
Conan no podíamos perdernos la nueva versión. Aunque lo que bebían los
guionistas mientras escribían la escena del nacimiento del Cimmerio, no parece
haber sido precisamente agua, la cinta resulta muy entretenida y en general, ha
conseguido vencer la pátina cutre, aunque con encanto, de las películas de
espada y brujería. Sigue siendo una
película de mucho flipamiento, con toques de "de ilusión también se
vive", y algún que otro despropósito inverosímil, pero a su favor hay que
decir que sigue fielmente el espíritu de los libros y que Conan, no sería Conan
sin este tipo de licencias. El héroe es
mas fiel a la novela y resulta más equilibrado, no es físicamente tan rígido,
ni intelectualmente tan limitado como en la versión de Arnold Schwarzenegger, y
la fotografía emula magistralmente el estilo de las viñetas de los cómics. Como colofón,
destacar la actuación de Ron Perlman como padre del bárbaro y la de una Rose
McGowan casi irreconocible en su papel de bruja.
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