Hacía mucho tiempo que le tenía ganas, y es que después de leer el primer capítulo te quedas alucinado (aunque hay que decir que el primer capítulo en concreto es verdaderamente repugnante) ¿Es posible escribir una historia basándose en el olfato? Lo es y de qué manera. Desde el primer momento no sólo ves lo que pasa sino que lo hueles. Te dan arcadas al pasar por el mercado putrefacto recalentado al sol, y experimentas un éxtasis casi místico ante el aroma de la leña apilada en el patio del orfanato. Por no hablar de los perfumes...El protagonista es un ser deforme y resistente a todo al que el autor compara con una garrapata que se aferra a la vida a cualquier precio. La garrapata en cuestión que llama Jean Baptiste Grenuille y es una especie nariz con piernas. Toda su existencia gira alrededor de los aromas y su única ambición en la vida es crear un perfume perfecto, no importa qué tenga que hacer para conseguirlo, así que se dedica a matar gente para conservar su olor. Nos encontramos un personaje amoral, un psicópata en toda regla, pero lo curioso del caso es que no lo percibes como el ser abyecto que en realidad es, sino como una especie de animalillo primario sin conciencia de la magnitud de sus actos. Él es consciente de lo que está haciendo, pero su escala de valores es diferente, su fin justifica los medios, y lo más importante para él es conseguir su perfume. Además el resto de personajes no le va a la zaga en abyección, cada uno en su estilo intentan sacar provecho de sus excepcionales cualidades como perfumista y todo el que se deshace de él tras haberlo explotado acaba mal. El libro está narrado desde la alegría con un tono ligero y fantástico que hace que disfrutes de cada párrafo. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien con un libro.
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