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viernes, 16 de septiembre de 2016

GRACIAS A LA RAE YA NO SÉ ESCRIBIR

Por si no tenía suficiente sensación de haber tirado mis años de estudiante de filología a la basura (puedes comprobarlo mirando este enlace ) resulta que los señores de la RAE se dedican a cambiar constantemente la normas de ortografía. ¿Hay algo más triste que acabar de escribir una novela de fantasía épica, que te ha llevado siete años de trabajo y descubrir que, justo cuándo tú pones el punto y final, los señores académicos han decidido cambiar el uso de las mayúsculas en los títulos nobiliarios? Pues sí, fue a mí, y supongo que a unos cuantos autores de género. Lo cambian y se quedan tan panchos. Luego deciden admitir palabras que antes eran consideradas prácticamente insultos como "almóndiga" o "murciégalo" entre otros (ver más). Recuerdo a los señores académicos que, si en el colegio ponías cualquiera de estas palabras en un examen, te suspendían y podía repercutir muy seriamente en tu futuro. O no, porque visto lo visto cómo está la educación... Pero lo que me ha tocado más la moral ha sido el tema de los acentos (ver aquí) Hemos sido machacados, vilipendiados y prácticamente torturados psicológicamente para aprendernos los dichosos acentos diacríticos y ahora van y los quitan. LOS DIACRÍTICOS SON IMPORTANTES porque cambian por completo el significado de lo que se escribe.  O eso nos han estado haciendo creer. Pues fuera, que si no hay acentos es más fácil y así nos volvemos cada vez más tontos. Tanta reforma más parece que va encaminada a tapar los actuales problemas ortográficos de las nuevas generaciones, que no saben escribir  ni su nombre sin faltas de ortografía,( no pretendo echarles a ellos toda la culpa ni decir que todos escriban mal, pero no puedes aprender si no te enseñan) que a regular el uso del lenguaje de manera razonada.  Dicho esto, he llegado a la conclusión que no vale la pena esforzarse en asimilar los cambios porque igual la semana que viene te  deshacen el cambio y ese tiempo que has perdido en estudiártelo. Así que a escribir cada uno como le dé la gana y, ante la duda, le das a la tecla y "lo que diga el corrector ortográfico" aunque sea una aberración que haga que te salten los ojos de las cuencas, porque a este paso me temo que acabaremos llegando a esto.

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