Aya es abandonada en el altar el día de su boda. Como ya tenía todo preparado para mudarse al casarse, pierde su alquiler. No tiene a dónde ir así que deambula sin rumbo hasta llegar a la que iba a ser su nueva casa que había sido puesta en venta tras la ruptura. Para su sorpresa, descubre que en la inmobiliaria aún no han cambiado las llaves y entra para echar un vistazo. En su depresión se mete en la bañera que le hacía mucha ilusión estrenar y de tanto llorar se agota y se queda dormida. Cuando despierta descubre que la casa ya ha sido vendida y que el nuevo propietario es Akira, su jefe de departamento, un hombre frío y estricto al que odia. Sorprendentemente Akira, parece ser muy distinto en su vida privada y es el único que se ofrece a ayudarla. Un manga cortito, muy romántico sobre dos personas que no han tenido mucha suerte en el amor antes de encontrarse.
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