El encasillamiento de este hombre no es tanto que siempre haga el mismo papel, y menos mal porque tiene una extensísima filmografía, sino que en la mayoría de sus interpretaciones suelta unos discursos filosófico-moralizantes que dan susto al miedo. No voy a analizarlos aquí porque podría hacerse eterno, y no tiene gracia hablar de ellos si no los escuchas. Como ejemplo citaré dos de los que considero sus mejores discursos: los de Pulp Fiction y Deep Blue Sea, este último con sorpresa final, y recomendaros que la próxima vez que lo veáis en alguna película estéis atentos porque en cualquier momento puede hacer honor a su gran capacidad oratoria.
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