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viernes, 2 de diciembre de 2016

Apaga y vámonos

Hay dos cosas en el mundo que me entristecen profundamente: los niños sin imaginación y la gente sin sentido del humor. Lamentablemente ambas cualidades, el humor y la imaginación, están siendo erradicadas por el sistema. A los niños mediante un sistema educativo que los adormece y atonta. Eso si se pilla a tiempo se puede revertir. Lo de los adultos es algo más serio. Suponía que cualquiera que hubiera leído una de mis entradas más reflexivas se habría dado cuenta enseguida de que tengo la sana costumbre de reírme de mis circunstancias, mi propia experiencia y de la de mis allegados y, en definitiva de mí misma. No puedo evitarlo. En vez de lloriquear, compadecerme y pretender dar pena. Actitudes que últimamente parece que son las únicas consideradas válidas y, para los amantes de los estudios científicos, que por cierto no es para nada mi caso, está más que demostrado que son malísimas para el cerebro, me dedico a reírme. Puedo entender que a la gente no le gusten mis chistes pero cuando ni siquiera se dan cuenta de que les estoy contando uno, la cosa toma tintes dramáticos.  Hace poco me cachondeaba de lo mal que está el mundo editorial, en especial para los autores noveles, en una entrada que además compartí en facebook. La mayoría de la gente lo entendió se entretuvo un rato e incluso se rió. Ese era en definitiva mi objetivo. NO HABÍA PRETENSIONES OCULTAS.  Pero pasó algo curioso: hubo un par de personas que se ofendieron muchísimo y lo más surrealista del caso era que sus posturas eran diametralmente opuestas. No voy a explayarme aquí sobre las sandeces que se dijeron al respecto, porque no merece la pena discutir sobre un chiste con alguien que no lo ha entendido. Sólo decir que si uno no puede reírse de sus propias miserias, apaga y vámonos.

1 comentario:

  1. Bienvenidas sean siempre las personas con sentido del humor a mi vida. Jamás pondré objeción alguna al color (humor negro) o nacionalidad del mismo (humor inglés).
    Aclaración entre paréntesis por si no se entiende, ya que según dicen las malas lenguas, las personas carentes de sentido de humor no son demasiado inteligentes.
    Elena, egoístamente te ruego que no cambies tu sentido del humor, ya que es muy compatible con el mío.
    Un saludo.

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